Mi viajecito a la Antártida.
Bueno, digamos que todo comenzó cuando iba de crucero con mis padres. El recorrido comenzó la mañana del veintiuno de Diciembre y normalmente debería de haber acabado dos semanas después, aunque hubo un pequeño percance que hizo que el viaje se alargara muchíííííísimo más. Aquella tragedia que por poco me cuesta la vida tuvo lugar la mañana del año nuevo, todos los pasajeros al borde del barco reían y bailaban "ciegos perdíos", aunque otros continuaban sentados frente a las mesas donde habían cenado hablando de temas de economía y otras cosas por el estilo que casi siempre hacen que tus párpados se cierren. Bueno, como os iba diciendo casi todo el barco estaba patas arriba celebrando la llegada de un nuevo año y esperaban rezándole a Dios que aquel fuese el año de la primitiva. Cuando nadie se lo esperaba, el barco chocó contra algo, lo que hizo que las ventanas se rompiesen en mil pedazos y que grandes cantidades de agua entrasen por estas (tipo Titánic). Minutos después, aquello parecía el AquaPark y más de la mitad de la gente se había ahogado. Yo, por suerte, estaba en mi habitación haciendo los deberes de matemáticas que me habían puesto para después de las vacaciones. Ni me enteré del accidente hasta que noté mis pies mojados y entonces me dí cuenta de que aquello se inundaba. Fuí corriendo al camarote del capitán para preguntarle que era lo que ocurría, pero me lo encontré tirado sobre el panel de control, muerto. Estaba claro que ese tipo se había atragantado con una de las doce uvas y por eso el barco se había empotrado con lo que me parecío un Iceberg cuando lo ví por una ventana. Resumiendo: que todo se fué a la mierda menos yo, que logré salvarme ya que estuve a tiempo de subirme sobre una muñeca hinchable que encontré en una de las habitaciones del transporte y me quedé flotando sobre ella. ¡Veinte días a la deriva, sin comer una miga de pan y sin beber una gota de agua. Finalmente llegué a la Antártida donde siempre había querido estar, y obligué a un pingüíno a que me sacase una foto con mi cámara que sobrevivió al igual que yo. Ahora mismo me encuentro en la casa de Pingu, esperando que alguien venga a rescatarme. ¿Serás tú?